Nació en 1591, no conoció a su madre, pero fue reconocida y cuidada por su padre, miembro de la aristocracia francesa. Cuando su padre se casó, Luisa pasó un tiempo difícil ya que fue enviada a estudiar interna a un convento dominicano donde estaba su tía religiosa. Esta experiencia agudizó en ella su carácter reflexivo, sus grandes cualidades intelectuales, así como su deseo de ser religiosa. Cuando su padre murió y los recursos económicos eran limitados, vivió en una pensión dónde tuvo la oportunidad de aprender muchas tareas domésticas y de organización.
Luisa se casó con Antonio Le Gras, secretario de la Reina de Francia, pero su felicidad matrimonial fue efímera debido a la precaria salud de su esposo. Tuvo un papel directivo en las Damas de la Caridad, organización de mujeres ricas dedicadas a ayudar a los pobres.
En 1629, Vicente de Paúl que en 1625 había fundado la Congregación de la Misión (Paúles), invitó a Luisa a ayudarle con las Cofradías de la Caridad en las parroquias de Francia. Estas tareas fueron terapéuticas y formativas para su futuro trabajo y el de la familia Vicenciana. Luisa visitaba los lugares donde se prestaban servicio las Hermanas y las voluntarias de la Caridad para asegurarse de la calidad del servicio que se ofrecía; revisaba las cuentas, hacía informes y animaba a las trabajadoras y voluntarias a ver a Cristo en aquéllos a quienes servían. A través de este trabajo, obtuvo un conocimiento profundo de las necesidades de los pobres, desarrolló sus cualidades innatas de dirección y buscó estructuras eficaces para el servicio. El 29 de noviembre de 1633 empezó, en su propia casa, a preparar a las jóvenes para atender a las necesidades de los pobres y lograr el apoyo de vivir juntas y surgió la comunidad de las Hijas de la Caridad. Luisa aportó liderazgo y dirección experta al desarrollo de la red de servicios que ella y Vicente iniciaron.
Luisa, que murió el 15 de marzo de 1660, sólo unos meses antes de Vicente de Paúl, fue proclamada Santa por la Iglesia en 1934. En 1960 el Papa Juan XXIII la proclamó Patrona de todos los Trabajadores Sociales. Como esposa, madre, maestra, enfermera, trabajadora social y fundadora, Luisa es un modelo para todas las mujeres. Hoy vive en las 21.000 Hijas de la Caridad que sirven a lo largo del mundo, así como en sus muchos colaboradores.